“Tan sólo recordar ese momento vivido me afecta. Fue una situación que me mantuvo bastante angustiado, pese que allí estaba una persona conmigo que me dio buen trato mientras me cuidaba”. Así comenzó a contarnos su historia una de las tres víctimas de la banda “Los Simultáneos del Secuestro”, quien prefirió, junto a sus dos compañeros, resguardar su identidad.
“Fue una vivencia nada agradable. A mí me mantuvieron encerrado dentro de una habitación que tenía ciertas comodidades, estaba preparada como un búnker de seguridad”, expresó.
“Allí estuve oculto por varios días, con una de mis manos atada a una enorme cadena con esposas que salía desde la pared, donde estaba reforzada con una cabilla, por lo que era difícil lograr soltarse”.
Esta persona, mientras relataba sobre el destino incierto vivido y muy afectado emocionalmente al traer a colación esos hechos, aseguró que su cuidador “siempre me traía a la habitación los periódicos nacionales, quizás con el propósito de despistarme. Dicho cuarto estaba preparado con aire acondicionado, un baño con su ducha y agua caliente, así como un televisor”.
Por momentos se quedaba callado, pero justo al recordar parte de su experiencia, una lágrima recorrió su rostro. “Recuerdo que para ir a bañarme, el muchacho que me vigilaba entraba al cuarto, me soltaba la cadena y yo me iba al baño, donde permanecía bastante tiempo bajo la ducha, encomendándome a Dios, ya que me angustiaba estar allí adentro por razones que yo no sabía”, relató.
Mientras estuvo en cautiverio dijo haber recibido las tres comidas diarias e incluso hasta la merienda, “allí aprovechaba y conversaba con el muchacho que me cuidaba”, quien aparentemente le decía “tranquilo, yo sólo te estoy cuidando, yo no te haré nada, aquí nadie va a hacerte daño”.
Cuando su experiencia vio fin, dijo que se asustó un poco. “Era tarde, presumo yo, cuando el joven entró a la habitación, yo permanecía encadenado y me estaba quedando dormido, de pronto se escuchó una corneta, en ese momento él dijo que había llegado el jefe, y salió corriendo”.
Acto seguido, “escuché unos disparos y lo que pensé era que se estaban matando entre ellos. Pasaron escasos minutos cuando en medio de la oscuridad llegaron unos hombres encapuchados, portando armas largas, creía que me iban a hacer algo, creí que me iba a morir”, inmediatamente “al preguntarme quién era, levanté mi mano encadenada como pude, y esos hombres encapuchados me dijeron, quédese tranquilo que ya está a salvo”.
Nuevamente brotaron las lágrimas sobre aquel rostro que ahora denotaba angustia por los momentos vividos.
Así como le sucedió a nuestro primer relator, otra víctima de plagio vivió momentos similares en un lugar parecido y con las mismas comodidades. “El día de mi cumpleaños permanecía en cautiverio, allí quienes me tenían secuestrado me llegaron con una torta y entre todos cantaron y me picaron la torta, fue una sensación extraña, el estar allí con desconocidos”, expresó.
No todos contaron con los beneficios de estas víctimas de plagio, en otros casos fueron a parar a lugares insospechados. Una de estas personas secuestradas relató brevemente que mientras permanecía con los ojos cubiertos, “escuchaba a lo lejos cómo encendían algunos motores de vehículos, martillaban y hacían otras reparaciones, por lo que sospechaba que estaba dentro de un taller o muy cerca de éste”.
Un planificador
Lo que nunca se imaginaron estas víctimas del secuestro es que la persona que presuntamente estaba detrás de todo sería alguien de suma confianza, alguien quien les ofreció su amistad, una persona que se ganó la confianza de cada uno, para luego secuestrarlos sin levantar sospechas.
El pasado 24 de marzo, justo cuando habían transcurrido horas del rescate del comerciante italiano Antonio Enrique Grassano Urbina (34), que permitió la captura de siete integrantes de la banda “Los Simultáneos del Secuestro”, resultó detenido un octavo sujeto, identificado como Elvis Parra, otro miembro del grupo delictivo de quien hasta la fecha no se ha informado nada oficialmente.
Parra es el actual presidente de la Cámara Nacional de Talleres Mecánicos (Canatame), institución que mantiene vinculación con empresarios y comerciantes de la región. A través de las investigaciones realizadas por este equipo reporteril, se pudo precisar que este individuo, valiéndose de su relación de trabajo o amistad con personas de poder, buscaba otro fin.
Las víctimas se percataron del plan de este sujeto porque “siempre llamaba a nuestros familiares para consultar cómo iban las transacciones con nuestros captores. Allí daba a entender que los apoyaba en un momento difícil, cuando en realidad lo que hacía era precisar si estaban movilizando el pago”, dijeron los agraviados.
Tras su captura y la relación con los secuestradores, el sector comercial y empresarial se mostró consternado, “en ese momento comenzamos a verificar que cada una de las personas que fuimos víctimas de secuestro mantenían una característica similar en su lugar de cautiverio”.
Un hombre de negocios
Según se conoció de manera extraoficial, Elvis Parra comenzó sus andanzas en el mundo de los negocios en el momento en el que asumió el cargo de gerente de Logística de una empresa de seguros, tras ser un piloto de automovilismo. Posteriormente, ascendió como gerente de Servicio de dos importantes concesionarios de vehículos en la región, cargos que lo llevaron a crear su empresa de auxilio vial que actualmente opera en la región.
Se presume que durante este tiempo, Parra, luego de mantener relaciones sociales con empresarios y comerciantes, estudiaba a sus potenciales víctimas, pues les ofrecía servicios exclusivos que permitían entablar cierta confianza con sus clientes.
Uno de esos servicios, entre otros, era llevar a sus afiliados hasta la residencia, allí aparentemente aplicaba algunas tácticas, que posteriormente le permitirían cometer su plan perfecto: Secuestrar.
En medio de las averiguaciones ejecutadas se precisó que actualmente el taller de su propiedad está arrendado, pues es de recordar que ocupa el cargo de presidente de la Cámara Nacional de Talleres Mecánicos (Canatame), posición que le lleva a expandir su círculo social.
Su vinculación con la banda
También se supo que Elvis Parra viene a cumplir la figura de autor intelectual dentro de la banda que lidera Freddy Enrique Sáez, apodado “El Padre”, en vista de que estudiaba a sus víctimas, para luego entregarlas a los captores.
Dentro de esta organización delictiva también se encuentran Oven Ramón Blanca Manrique (36), alias “El Oven”; Eduardo José Bracho Velazco (43), Francisco Javier Pérez Pineda (47), Néstor Luis Viloria Tudares (43), Oscar Enrique Rincón Rangel (48), Eudo Antonio Ferrer Noguera (28) y un sujeto que aún permanece sin identificar, debido a que usurpó el nombre del ciudadano Luis Lecuna. Todos, incluyendo a Elvis Parra, fueron remitidos al Penal de Tocorón.
De acuerdo a lo que se supo, Parra planificaba el plagio, mientras que “El Padre” desde la prisión se dedicaba a conformar al equipo de captores liderados por “El Oven”, sujeto este cuya fuga de la Cárcel de Uribana, en el estado Lara, costó 600 mil bolívares.
“El Oven”, entre sus registros policiales, cuenta con una fuga del Centro de Atención al Detenido de Alayón, ocurrido en el año 2009. Desde que se escapó de la cárcel de Uribana, presuntamente había intenciones de ser “liquidado” por dos de sus compinches apodados “Chico Pérez” y “El Maracucho”, quienes, al parecer, recibieron órdenes de su superior para ejecutarlo, pero no se concretó.
Quienes han resultado víctimas de secuestro de estos delincuentes, esperan que la Fiscalía del Ministerio Público haga una apertura de sus casos, ya que no deben quedar impunes estos hechos que dejaron una huella imborrable en sus vidas.
Origen en la megabanda
Los orígenes de esta peligrosa organización delictiva tienen sus raíces en “La Megabanda”, liderada por el ya fallecido Oswaldo Martínez Ojeda, apodado “El Mexicano”, quien resultó abatido en enero de 2010. Dentro de sus filas estuvieron “El Padre”, “El Oven”, “Chico Pérez” y “El Maracucho”.
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